Un distintivo estratégico para dotar de visibilidad a más de 40.000 entidades que generan dos millones de empleos, alineando el modelo productivo español con la vanguardia europea de la sostenibilidad y la cohesión social.
HoyLunes –La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, ha presentado oficialmente el «Sello de la Economía Social«. Este distintivo nace como un instrumento de política pública diseñado para «amplificar la visibilidad» de un sector que, aunque robusto en cifras, a menudo permanece invisible en el imaginario colectivo del mercado.

Según los extractos oficiales de la presentación, el sello permitirá identificar a aquellas empresas que, más allá del beneficio económico, apuestan por la «redistribución equitativa, el empleo de calidad y la gobernanza participativa». En palabras de la vicepresidenta:
«Necesitamos aumentar la visibilidad de la Economía Social, llegar a toda la ciudadanía, mostrar que su actividad transforma a diario vidas cotidianas y que consumir y participar de manera activa en la Economía Social es apostar por un mundo mejor».

El alcance de esta medida es masivo: en España existen más de «40.000 empresas» bajo este paraguas, responsables de más de «dos millones de puestos de trabajo» (directos e indirectos). En una primera etapa, el acceso al sello estará disponible para entidades inscritas en registros estatales, incluyendo cooperativas, sociedades laborales, mutualidades, sociedades agrarias de transformación y entidades singulares como la ONCE.
De la Invisibilidad a la Certificación de Valores
La creación de este sello no es un hecho aislado, sino la culminación de un proceso de maduración del sector. A continuación, analizamos las claves técnicas y sociales de esta decisión:
El Branding de la Ética Empresarial
En un mercado saturado de conceptos como el «greenwashing», el Sello de la Economía Social actúa como una «certificación oficial de propósito». Para el consumidor, este distintivo simplifica la toma de decisiones éticas; para la empresa, supone un activo reputacional que facilita el acceso a licitaciones públicas y mercados internacionales que valoran la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
Cohesión Territorial y Estabilidad Laboral
La Economía Social ha demostrado ser más resiliente en tiempos de crisis. Al no depender exclusivamente de la maximización del dividendo externo, estas empresas —especialmente las sociedades agrarias y cooperativas— tienden a mantener el empleo y fijar población en el territorio. El sello refuerza esta función como «escudo social» en zonas rurales o sectores vulnerables.
Alineación con la Agenda Internacional
España busca consolidar su liderazgo en este ámbito. La mención a los marcos de la «ONU, la OCDE y la OIT» en la noticia original subraya que el sello no es solo una etiqueta nacional, sino una herramienta de diplomacia económica. Al imitar modelos ya existentes en «Francia o Finlandia», España estandariza sus criterios con los socios europeos más avanzados en sostenibilidad social.

El lanzamiento del Sello de la Economía Social sugiere que estamos ante un cambio de paradigma en la validación del éxito empresarial. Al institucionalizar este distintivo, el Estado reconoce que «el valor de una empresa no solo reside en lo que produce, sino en cómo lo produce y a quién beneficia». El reto futuro será asegurar que este sello no solo sea una marca de visibilidad, sino un motor real que atraiga inversión y fomente la creación de nuevas entidades que entiendan la rentabilidad como un concepto inseparable de la justicia social.
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